dimarts, 4 d’octubre del 2016
Fusió...
... no sé que pasó todo se tornó de un color un poco más oscuro, no podía parar de llorar, las horas parecían interminables minutos, no era yo, era otra persona, como si todo eso que sentía se hubiese apoderado de mi, las decisiones que había tomado a conciencia ya no tenían validez ninguna...
Esto es un ejemplo de lo que podemos sentir cuando nos fusionamos con una emoción, cuando es ella quién toma el control de nuestra vida...
En el texto de más arriba, la fusión es con la tristeza, esto pasa también con la alegría, con la euforia, la ira, la decepción, la ilusión, la apatía, gratitud, esperanza, orgullo, diversión, etc...
Cuando la emoción predominante es la serenidad, la alegría, la gratitud, no existen consecuencias negativas a esa fusión, más bien es útil, de cara a los demás y a uno mismo...
¿Qué pasa cuando la emoción proviene de una situación dolorosa? La debemos atender, aprender a defusionarnos y a ocuparnos de ella...
Defusionarnos, palabreja...
... significa hacernos conscientes que la emoción es el resultado de esa situación o de algo que nos recuerda a algo doloroso
... significa que la emoción no somos nosotros, por lo que no nos define como personas...
... significa ser conscientes de que sentir es humano y fusionarnos también...
... significa observar esa emoción sin taparla, pues nos dará información muy valiosa sobre nosotros mismos...
...significa agradecerle su presencia, aunque resulte incómoda a veces...
Cuando somos capaces de defusionarnos podemos actuar desde la libertad...
Este es un aprendizaje para valientes, porque requiere de valor para ser capaz de mirar hacia adentro, de parar y respirar, de traspasar el dolor y las emociones asociadas. ¿y tú quieres aprender?
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